En el muelle de Séneca
el mar era una cordillera a ras de agua, de papel de plata y cobalto. El viento del oeste oponiéndose a las olas, aplacándolas con tenaz y enérgica constancia. El sol dando su dó de pecho antes de las mieles de la decadencia. Y la gente llena de tiempo libre y soledad buscando la felicidad frente al sol, en todas sus formas. En esa postal donde siempre hay perros, nadie como ellos conoce la felicidad.
Wednesday, January 11, 2017
apuntes
Era callado y escuchaba atentamente. Era un hombre que tenía un propósito en la vida.
Ella estaba todavía aprendiendo a vivir y él ya lo había aprendido todo.
Era una mujer que creía en sus impulsos. Te podía recibir con un delantal o con una túnica de emperatriz egipcia. Siempre era fiel a su papel.
Su secreto era que usaba un método para todo.
Era un bohemio, nunca se preocupaba por lo que tenía que hacer.
- He oído de formas de pecar más sofisticadas.
- ¿Peores?
- No, más sofisticadas.
Solo era un hombre bueno que lo que quería era hacer el mal.
Sabía quién era pero le seguía amando.
Era callado y escuchaba atentamente. Era un hombre que tenía un propósito en la vida.
Ella estaba todavía aprendiendo a vivir y él ya lo había aprendido todo.
Era una mujer que creía en sus impulsos. Te podía recibir con un delantal o con una túnica de emperatriz egipcia. Siempre era fiel a su papel.
Su secreto era que usaba un método para todo.
Era un bohemio, nunca se preocupaba por lo que tenía que hacer.
- He oído de formas de pecar más sofisticadas.
- ¿Peores?
- No, más sofisticadas.
Solo era un hombre bueno que lo que quería era hacer el mal.
Sabía quién era pero le seguía amando.
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