Wednesday, March 09, 2011

LAS RELACIONES VIRTUALES Y EL MISTERIO DE LA INTERMITENCIA

Estar es algo muy relativo. ¿Estar es estar presente o se puede estar sin estar?
Hay diversas teorías.
A la famosa Teoría de Langley que afirma que mientras dos cuerpos estén más alejados mayor es la atracción se opone radicalmente la Teoría de Hoffenfeimer que sugiere que dos cuerpos alejados más de 1.000 kilómetros difícilmente podrán pasar el fin de semana juntos.
Desde Oriente el Maestro Tagore repudia la visión racionalista occidental, según su visión espiritualista “todo está en todo”. Visión criticada desde la ortodoxia de todas las religiones por promover sin ningún género de duda la poligamia y, peor aún, la promiscuidad.
Desde luego nosotros pensamos que se puede estar sin estar. De otra forma lo nuestro no tendría sentido. Aunque ninguna teoría de las existentes logre explicar la peculiar relación que mantenemos.
Una corriente más cercana a nuestra tendencia que promueve, bajo el slogan “más vale solo que mal acompañado”, el aislamiento total y la incomunicación como la base de la vida, está siendo estudiada por las autoridades como secta peligrosa. Entre estos sujetos se ha extendido la idea de que es mejor vivir alejado de los semejantes rodeados de animales, preferiblemente perros y gatos. Una rama de esta secta que optaba por aislarse con grandes felinos está paulatina e inexorablemente extinguiéndose, devorada por sus propios principios.
El problema que la mayoría de los investigadores encuentran en la rama aislacionista es su incapacidad de “contacto”. Arguyen estos individuos que ninguna relación puede subsistir un largo período de tiempo sin una presencia física de los sujetos que la componen. Puesto que una relación, a su modo de ver, se basa en el concepto de amor, y dicho concepto se ve representado en actos concretos como el beso, el abrazo, la caricia, entienden que en la ausencia la acción misma de amar se ve resentida y condenada a morir de inanición. En fin, puntos de vista…
Como presidente de la “Asociación a favor de las parejas virtuales” he tenido oportunidad de escuchar muchas críticas en contra de este tipo de relación. Sobre todo a la hora de las relaciones sensuales. Un asociado contó en un ataque de sinceridad cómo acabó llamando María a uno de sus jarrones. Después de la sinceridad el hombre se ruborizó y nos hizo sonrojar a toda la concurrencia. Hay contados casos de zoofilia pública, a una respetable señorita se la vio en un parque público haciendo manitas con su Chow Chow mientras este le hacía carantoñas.
Lo importante, según el sociólogo Splitter, es la disposición vital, que es una cosa así como la voluntad de poder de Nietzsche: Si uno quiere estar, está.
Pero Splitter tampoco se va a librar de las críticas y es que ante su teoría las dudas nos asaltan de nuevo -la eterna pescadilla comiéndose la cola- en saber si ese estar es estar presente o también vale estar estando ausente.
El poeta semita Jabés en un intento de dilucidar esta cuestión capital de la humanidad se fue al desierto a cavilar en los años 80, desde entonces nada sabemos de él. Pueblos nómadas berberiscos afirman haberlo visto en apariciones intermitentes en noches sin luna. Al igual que un faro, nuestro poeta se ilumina para pronunciar unas enigmáticas palabras y en el mismo instante de pronunciarlas se apaga y desaparece. Misterio de la naturaleza que los científicos no han sabido explicar y que quizás, solo quizás, podamos encontrar su significado en las extrañas palabras que pronuncia el poeta cuando se enciende: estoy sin estar en mí.
Este misterio ya es conocido en los cenáculos intelectuales como el Misterio de la Presencia/Ausencia, mientras que en los ambientes científicos prefieren llamarlo el Misterio de la Intermitencia.

DEL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA...

- Señor caballero – replicó el mercader-, suplico a vuestra merced en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos que, porque no encarguemos nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y Extremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo se sacará el ovillo, y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado; y aún creo que estamos ya tan de su parte, que, aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo y que del otro le mana bermellón y piedra azufre, con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere.
- No le mana, canalla infame – respondió Don Quijote encendido de cólera-; no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia entre algodones; y no es tuerta ni corcovada, sino más derecha que un huso de Guadarrama. Pero ¡vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora!

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes